dimecres, 30 de setembre del 2015

Altres coses del nostre cap: Loga

Hui tenim la sort de comptar amb un text col·lateral de Loga. És una dels membres fundadors de Lletraferits i de les que, amb la seua producció, ha arribat a guanyar o quedar en molt bona posició en alguns concursos. La raó és evident només en llegir aquest text. Avant, passeu, llegiu i gaudiu-lo...


Había verde por todas partes. Aquel bosque desprendía un aroma que no era capaz de reconocer, pero que no olvidaría nunca. Supo que en el momento en que dejara de percibirlo, lo añoraría. La humedad le dificultaba la respiración, pero aún así aquel lugar no dejaba de maravillarle. Finos troncos de un árbol al que no conseguía poner nombre, inundaban todo el espacio, exceptuando el pequeño y angosto camino que se dibujaba entre los árboles casi de forma imperceptible. El refulgente verde de las hojas de aquellos curioso árboles se correspondía con el verde que cubría todo el suelo. Cientos, miles, tal vez millones de tréboles cubrían el suelo, formando un pequeño mar verde lleno de vida. El camino se extiendía más allá de lo que su vista alcanza a ver, pero eso no le angustiaba. Por algún extraño motivo, entre toda aquella naturaleza, se sentía segura y tranquila a pesar de saberse perdida. De pronto, minúsculas gotas comenzaron a calar entre las frondosas copas, llenando de pequeñas esferas acuosas todas las plantas que cubrían aquel paisaje. Sonia extendió las manos y observó como poco a poco, las gotas se iban posando en sus manos, ocupando cada rincón de sus palmas, maravillada por la pureza del momento. Comenzó a caminar sintiéndose más viva que nunca mientras la lluvia caía sobre ella, cubriendo de rocío su ropa. Mientras avanzaba, algo llamó su atención. ¿Qué era aquello? ¿Una hoja tal vez? Su color amarillento destacaba entre aquel verde interminable, haciéndola imposible de esconder. Sonia abandonó el camino para acercarse a lo que efectivamente era una hoja de papel, amarilleada y rasgada por el tiempo. Había algo escrito en ella, aunque el agua insistía en borrar las pocas letras que todavía resultaban legibles en aquel viejo papel. Con muchos esfuerzos, Sonia consiguió descifrar la última línea escrita: ‘...para morir en este bosque maldito.



(¿Continuará?)

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