dimecres, 14 d’octubre del 2015

Altres coses del nostre cap: Sr. Black

Avui presentem un altre membre de lletraferits: Sr. Black. Va entrar a formar part del nostre club una mica tard, segur que s'ho va repensar moltes vegades, però finalment va donar el pas i estem molt contents de tindre'l entre nosaltres.
La producció de Sr. Black es centra en la narrativa de terror, juga amb la ment del lector tractant de cercar aquells punts en el qual arriba al límit de les seues pròpies pors. Això fa que la profunditat dels seus textos vaja una mica més enllà i que quan li demanes que parle sobre altres temes, elimine una mica eixe punt "black" i tot prenga uns tocs més seriosos. 
Just això va passar quan vam pensar presentar-nos a un concurs de narrativa breu sobre Santa Teresa al qual, finalment no hi vam poder participar. Però ens ha deixat aquesta peça de Sr. Black que, donat que estem a les portes de la festa, resulta molt adient. Parlem de relectures, revisions, actualitzacions d'un moment molt intens de La Santa. Feliç dia a tots!


Es simplemente, como fundirse, como evaporarse en la respiración de Dios.

Todo sucedió en un momento, que a mí me pareció una eternidad, o quizás no. En ese momento sentí una punzada en el corazón “su gran lanza dorada, henchida de fuego, llegó hasta mis entrañas”. 
Fue algo muy fuerte, pero no doloroso, casi diría que fue relajante, de una dulzura indescriptible. Instantáneamente sentí que me invadía una tremenda paz y un calor interno que se extendía desde el centro del pecho hasta cada extremo de todas las extremidades al ritmo de los latidos, como el escalofrio más cálido que pueda sentirse. La ola de calor interno era comparable a la sensación de flotar en agua caliente y en calma. 
Perdí toda percepción del tiempo y del espacio, de mi cuerpo. Se me aceleró la respiración y sentí que caía hacia la "nada", cesó la caída y noté como mi cuerpo se desvanecía como si de humo se tratara hasta que solo quedaron mis pensamientos. Era como ser la nada y a la vez formar parte de todo. 
Cuando recobré la conciencia no sabía qué hora era, ni donde estaba, ni siquiera si había sido un sueño, solo tenia en mi mente la sensación más liberadora que se puede sentir, la razón absoluta y la comprensión de algo ajeno y maravilloso, algo que aún así, escapa a mi entendimiento.

Fue simplemente, como fundirse, como evaporarse en la respiración de Dios.

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